Descripción
La temperatura que alcanza el proceso para que la grabación se efectúe tiene que ser de entre 100 y 300 grados centígrados. Esta temperatura será la que active el adhesivo contenido en el foil y, junto con la presión, transferirá esa imagen a la nueva superficie. Los colores más utilizados en este proceso son los metalizados (fundamentalmente dorados y plateados), porque el contraste resulta más efectivo, pero en procedimientos de alta resolución se pueden utilizar otros colores e incluso jugar con las transparencias. Esto hace que el proceso de hot stamping sea extremadamente polivalente.
Mediante la impresión térmica se consigue un estampado de gran calidad de forma muy sencilla. En primer lugar habrá que realizar la impresión de tinta (que se puede hacer tanto en offset como en serigrafía) y después se hará el stamping propiamente dicho. En la actualidad es posible, mediante el sistema offset, hacer un diseño directamente en el ordenador utilizando cualquier herramienta de diseño gráfico y posteriormente pasar el mismo a la estampación de forma directa mediante el hot stamping.
Estos originales, eso sí, serán monocromáticos y vectoriales. Pese a ello, el uso de un modo de mapa de bits a alta resolución en el programa escogido dará lugar a una imagen realmente nítida. O, dicho de otra forma, podemos pasar nuestras ideas a cualquier superficie con un alto nivel de calidad en el acabado y mediante un proceso sencillo y relativamente barato. Es por eso por lo que se utiliza tanto la impresión térmica.
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